miércoles, 8 de agosto de 2012

EL ALCOHOLISMO ES UNA ENFERMEDAD PROGRESIVA, CRÓNICA Y DEGENERATIVA


El alcoholismo es una enfermedad progresiva, crónica y degenerativa; con síntomas que incluyen una fuerte necesidad de tomar a pesar de las consecuencias negativas. La enfermedad está caracterizada por daños físicos en todos los sistemas del organismo, siendo los más complicados los que se relacionan con el sistema cardiovascular, el sistema nervioso y el hígado.

Cuando el consumo de bebidas alcohólicas es exagerado o recurrente se produce tolerancia. Es decir, el organismo requiere una mayor dosis de alcohol para obtener las mismas sensaciones. Esta situación facilita la adicción, la cual es acompañada de grandes dificultades por detener el consumo cuando se empieza a beber. Al suspender la utilización de alcohol, se desarrollan síntomas como náuseas, temblores y ansiedad.
Por otra parte el alcohólico pierde el interés por lo que le rodea, lo cual puede ocasionar la pérdida de su empleo y de su familia.
El alcoholismo es una enfermedad tratable y la medicación ha llegado a estar disponible para prevenir las recaídas, pero la cura aún no ha sido encontrada. Ello significa que es posible sostener la abstención por un periodo largo de tiempo, con lo cual la salud del alcohólico mejorar; sin embargo la recaída es un riesgo permanente.
El enfermo, debe acudir al médico lo antes posible. Mientras más pronto se obtenga tratamiento médico, mayores son las posibilidades de recuperación. El Médico hará un examen físico con especial atención en los órganos que más daña el alcohol: hígado, cerebro y corazón. Puede recetar medicación para reducir la ansiedad y también tratará problemas subyacentes, corrigiendo su dieta a través de una mejor nutrición.
El mejor cuidado es prevenir la dependencia al alcohol. Si existe un historial personal o familiar de alcoholismo, el único recurso para superarlo es abstenerse por completo del alcohol. Sin embargo los que tienen dependencia del alcohol pueden beber con moderación; para ello siga los siguientes consejos: No beba nunca para levantar el ánimo, ni mucho menos con el estómago vacío; no tome bebidas puras, disminúyalas con hielo, agua o refresco; beba lentamente; alterne bebidas alcohólicas con bebidas sin alcohol; no beba si esta tomando medicamentos; si bebe no conduzca ni realice acciones que requieran un perfecto estado de los reflejos.



















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